Acabar con el contrabando de una vez por todas

Acabar con el contrabando de una vez por todas

En las últimas semanas hemos podido leer o ver en las noticias varias aprensiones importantes de tabaco de contrabando. También se han desmantelado algunas pequeñas fábricas ilegales de tabaco, de lo que solemos denominar “counterfeit” o tabaco “falsificado”. ¿Operaciones de maquillaje o inicio real de un combate en regla contra este rentable negocio paralelo e ilegal?.

¿Es suficiente esta última presión de las autoridades aduaneras y de la Guardia Civil? ¿Por qué no se hizo antes? ¿Por qué únicamente se actúa en el tramo final del contrabando o de las falsificaciones?.

Al igual que con otros tipos de tráfico de mercancías y sustancias ilegales, resulta muy difícil actuar sobre el origen del negocio ilícito por diversos motivos: el primero y más importante tiene que ver con  la demanda, ésta existe y por lo tanto hay negocio, hay oferta porque hay demanda. El segundo motivo son las estructuras muy bien organizadas, compra de voluntades, poderes económicos en riesgo, y el tercer motivo es que se perciba el menudeo de tabaco de contrabando como un delito menor, y en un entorno de crisis y altos niveles de desempleo como el actual, como algo “natural” y un “mal menor”.

Reducir la demanda

Hay que actuar sobre todos los motivos mencionados a la vez, no únicamente contra un eslabón de la cadena para que realmente se gane la guerra, y no únicamente las batallas. Hemos podido ver en estos últimos meses como la tabaquera Phillip Morris, conjuntamente con la Unión de estanqueros, ha iniciado una campaña de concienciación dirigida a los consumidores advirtiendo sobre la “calidad” del tabaco falsificado y del de contrabando, asimilándolo al garrafón. ¿Te gusta fumar tabaco de garrafón? Aparte de las reuniones con estanqueros, en sesiones informativas muy prácticas para trasladar el mensaje a los clientes habituales, la campaña se puede visionar en YouTube en este enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=GEPUblcq9TE

Visualmente bastante efectiva, el mensaje es claro y rotundo: no fumes garrafón, que no tiene calidad. Lenguaje entendible y fácilmente asimilable por los consumidores de este tipo de tabaco falsificado. Desde luego es una buena iniciativa, que actúa directamente sobre el primer motivo: la demanda. Mezcla  en su mensaje crítico el contrabando y la falsificación, cuando no es exactamente lo mismo. Ninguno de los dos pasa ningún control de calidad por parte de las autoridades, pero el tabaco de contrabando sí que pasa los controles de calidad de los fabricantes, fundamentalmente porque su logotipo está en las cajetillas y se fabrica bajo sus estándares de calidad, sea en sus propias fábricas o en otras licenciatarias. La calidad se le supone, y lo único que podría afectar realmente a la calidad sería que el tabaco estuviese seco o con mal sabor u olor por un mal almacenaje, o que hubiese pasado mucho tiempo desde que se fabricó con todas las garantías de calidad.

De hecho al contrabando, en épocas pasadas, se le hizo hasta “promoción” por parte de la administración. Supongo que los mayores recordaréis lo que hacía Tabacalera con las aprensiones –“decomisos”, las denominaban– en lugar de destruir la mercancía: revenderla a través de las expendedurías, lo que seguramente reforzaba aún más la demanda. En aquellos años, a diferencia de los países de nuestro entorno, el tabaco de contrabando (se le conocía como “pata negra”) era más caro que el legal del estanco. Se consideraba que el pata negra era el auténtico, que era de verdad americano, y por eso la demanda y el precio superior. No es de extrañar que luego se hiciesen reservas de los “decomisos” en los estancos, a pesar de que el tabaco estaba más seco que la mojama y prácticamente infumable. Nadie dijo entonces que fuera garrafón. Esa combinación de auténtico y americano perdura en la mente del consumidor aún hoy en día, por lo que es difícil acabar con su demanda. Además ahora es más barato que el legal.

El aprovisionamiento en origen

Es labor de las autoridades luchar contra las estructuras organizadas que gestionan el tráfico ilícito, es decir, la distribución. Tienen un reto muy importante y necesitan los mayores recursos y todo nuestro apoyo. Es una labor realmente difícil.

La mayoría de los negocios de gran consumo, como el tabaco, utilizan un canal largo desde la fabricación hasta el consumo: manufactura, distribuidor mayorista o importador y red minorista, donde acude el consumidor a comprar su producto. Las fuerzas de seguridad actúan sobre la distribución mayorista y la red minorista del tabaco de contrabando, y únicamente actúan persiguiendo al primer eslabón, la manufactura, cuando ésta es ilegal, esto es, el tabaco falsificado.

La manufactura de productos del tabaco en Andorra, Holanda, Alemania u otro país por parte de los dueños legales de las marcas comerciales es totalmente legítimo y por supuesto legal, aunque al final esos productos, tras ser vendidos a  países con baja imposición impositiva (Gibraltar, Andorra, Luxemburgo) acaben de contrabando en un tercer país, como es el caso de España, sin pasar por caja evitando los altos impuestos, lo que permite ofertar al consumidor el mismo producto a un precio inferior.

La falsificación

Comprar una máquina liadora y otra empaquetadora no es muy difícil, hay un gran mercado de segunda mano, y en principio es legal. Comprar cut rag (picadura de tabaco) tampoco es difícil, hay bastante oferta y ligas de todo tipo, calidades y precios, y también es legal. No es complicado organizar su transporte hasta nuestro país atravesando fronteras sin comprobaciones, ya que en la Unión Europea muchos países firmaron el acuerdo de Schengen, por el que se permite el tránsito libre de personas y mercancías. Es decir, también sigue siendo legal. Lo que ya es perseguible e ilícito es la manufactura, pues para ello hay que contar con los pertinentes permisos de la Administración y pagar los impuestos especiales que exige Hacienda a las labores del tabaco que se deseen comercializar en nuestro territorio.

La manufactura ilícita en sí no es complicada, sin embargo, requiere discreción, y esta no es fácil de mantener. Al final alguien oirá el ruido de las máquinas, o verá cajones de tabaco en lugares poco habituales. En un país moderno y avanzado como el nuestro, la manufactura ilícita de cigarrillos es fácilmente detectable, más temprano que tarde.

El menudeo

En algunas zonas de España el menudeo de tabaco se hace a plena vista. En Andalucía, por ejemplo, se hacen ofertas desde los telefonillos del portal de las viviendas a los habitantes del edificio. Está tan extendido, que incluso algunos consumidores piden a los estancos labores que no existen legalmente en este mercado, y que sólo se encuentran de contrabando. Es ya el colmo de la permisividad.

¿Cómo acabar con el menudeo? Con voluntad y recursos. Se alega permisividad porque la situación económica es mala, y parece mejor tener a esos pequeños traficantes entretenidos con el menudeo que asaltando viandantes o alunizando en joyerías. Sin embargo, esta permisividad viene de lejos, incluso en los tiempos de “España va bien” se podía uno abastecer fácilmente de cajetillas de contrabando en los semáforos, en las máquinas de vending y en muchos bares y kioscos. No tiene nada que ver con la crisis, es algo sistémico porque se tolera desde hace décadas. 

Parecería más un tema de recursos que de voluntad política. Lo que está claro es que el problema continúa, afectando sobre todo al débil: al estanquero, pero también a los demás: las arcas del estado, Hacienda somos todos, aunque ahora digan que se trata de un eslogan publicitario.

En resumen, para ganar la guerra, y no sólo unas batallas de vez en cuando, hay que actuar contra los tres eslabones mencionados: la demanda, el aprovisionamiento en origen y el menudeo. Por este orden, pero a la vez, y aportando recursos suficientes. Si se logra reducir la demanda mediante campañas institucionales o por parte de empresas, asociaciones o entidades del sector, tendremos una parte importante de la guerra ganada. Así que, bienvenidas las campañas anti tabaco de garrafón.

Publicado el 02/02/2016 Home, Estancopedia 1359

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