Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Para dar su consentimiento sobre su uso pulse el botón Acepto.
Las cookies funcionales son estrictamente necesarias para proporcionar los servicios de la tienda, así como para su correcto funcionamiento, por ello no es posible rechazar su uso. Permiten al usuario la navegación a través de nuestra web y la utilización de las diferentes opciones o servicios que existen en ella.
Son aquellas que recaban información sobre los anuncios mostrados a los usuarios del sitio web. Pueden ser de anónimas, si solo recopilan información sobre los espacios publicitarios mostrados sin identificar al usuario o, personalizadas, si recopilan información personal del usuario de la tienda por parte de un tercero, para la personalización de dichos espacios publicitarios.
Recopilan información sobre la experiencia de navegación del usuario en la tienda, normalmente de forma anónima, aunque en ocasiones también permiten identificar de manera única e inequívoca al usuario con el fin de obtener informes sobre los intereses de los usuarios en los productos o servicios que ofrece la tienda.
Se usan para mejorar la experiencia de navegación y optimizar el funcionamiento de la tienda.
Son cookies sin un propósito claro o aquellas que todavía estamos en proceso de clasificar.
La amenaza hace unos días, durante las vacaciones Navideñas, por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), sobre la necesidad de acabar con el monopolio de distribución minorista que ostentan los estancos en la Península y Baleares, no es nueva. Ya en Enero del 2104 se lo pidieron al Gobierno del PP, tras elaborar un informe en el que pedían que se redujesen las exigencias para poder gestionar un estanco y que las concesiones pudiesen ser inferiores a 25 años, que se les permitiese la venta de otros productos y que no fuera obligatorio para el titular de la expendiduría habitar en la misma población donde regenta su estanco. Además de esa liberación pedían, de paso, la extinción del actual régimen de monopolio minorista.
El Gobierno por su parte preparaba entonces una nueva normativa para que se pasase del concurso de concesiones de estancos a subasta al mejor postor, liberar los horarios de apertura y cierre, flexibilizar la transmisión de concesiones. Todo sigue en preparación y acabada la legislatura no ha causado efecto. Sin embargo, finalmente, por sorpresa, tras la presión de las asociaciones de expendedores el Gobierno cedió en la “libertad” de vender otros productos distintos al tabaco y más allá de los típicos artículos de fumador, papelería y librería).
Como vemos, el tema de suprimir el régimen de monopolio fue ignorado totalmente por el Gobierno. Éste ha presentado un nuevo proyecto de Real Decreto para la regulación de la venta de tabaco, en el que el sistema monopolístico se mantiene. Se ha regulado la venta de los cigarrillos electrónicos, prohibiendo su venta, por ejemplo, en las máquinas vending. Por otro lado, también ha regulado la publicidad y promoción en las expendedurías, limitando la exhibición de la publicidad de los productos del tabaco a la cuota de mercado nacional de cada labor, lo que sin duda favorece a las marcas líderes y fomenta el inmovilismo, desde un punto de vista comercial.
Este último envite contra el monopolio se manifiesta concretamente en este párrafo del informe de la CNMC: “Si bien se trata de restricciones ya previstas en la normativa vigente, constituyen una restricción a la entrada de operadores y un blindaje a los operadores. Recomienda, en la línea de lo ya advertido previamente por esta CNMC, reconsiderar estas restricciones y, en especial, el mantenimiento del monopolio en la distribución minorista del tabaco dado la débil justificación con que cuenta”.
¿Qué va a pasar con esta petición? Seguramente nada, en nuestra opinión. No tanto porque en este momento el gobierno está en funciones, y ya veremos si se materializa un nuevo gobierno en los próximos días, o en los próximos meses, si hubiese que repetir la elecciones, como parece; si no porque no interesa ni al Gobierno de turno (sobre todo al Ministerio de Hacienda) ni a los operadores actuales (compañías tabaqueras, distribuidoras, ni por supuesto, al colectivo de estancos). Y finalmente, si se lee entre líneas, pareciera que la CNMC lo exige con la boca pequeña y por quedar bien. Fijaos en la última frase, en la que la CNMC parece pedir que se argumente mejor y más extensamente el mantenimiento del monopolio de distribución. En otras palabras, Gobierno, por favor, argumenta algo sólido, del tipo: mejor control de la fiscalidad, mayor control sanitario, inmejorable herramienta para el control del contrabando y las falsificaciones, etcétera. Y así podremos justificar –todos- el necesario mantenimiento del actual régimen de distribución, que se ha demostrado eficaz y del agrado de todos los operadores y los distintos gobiernos.
Y sobre todo, si algo funciona bien: no lo toques, no vaya a ser que lo estropees.