El tabaco orgánico

El tabaco orgánico

Últimamente se está registrando un aumento exponencial de la demanda de productos orgánicos en el sector de la alimentación. Cada vez hay más productos que en su etiquetado muestran el reclamo de “orgánico”. En algunos supermercados tienen un rincón exclusivamente para este tipo de producto. Y es tal la demanda de productos orgánicos y naturales que se están abriendo cada vez más supermercados o tiendas de alimentación que venden exclusivamente este tipo de productos.

Un 85% de los españoles conoce perfectamente que significa “producto orgánico”, un 51% lo consume al menos una vez al año, un 15% una vez al mes y un 3% diariamente. Por otro lado, según el Eurobarómetro casi un 25% de los españoles consume productos orgánicos al menos una vez a la semana.

La moda de lo orgánico también ha llegado al tabaco, por supuesto. Pero, ¿qué significa exactamente el término “orgánico”?

Entendemos como “orgánico” todo aquel producto agrícola o agroindustrial que se obtiene por medio de un proceso saludable, y que no ocasiona daños al medio ambiente. Entendiendo “proceso saludable”  todo aquel proceso agrícola que no utiliza abonos químicos, pesticidas artificiales o elementos genéticamente modificados en ningún momento del mismo.

Orgánico, qué es y qué significa

Para que un producto sea totalmente orgánico los elementos utilizados en su elaboración tienen que proceder de la naturaleza y no haber sido sintetizados o creados genéticamente por el hombre. Han de ser totalmente “naturales”.

En el caso del tabaco por lo tanto, estaremos denominando “orgánicos” todos aquellos tabacos que no han sido expuestos a elementos no naturales, artificiales por tanto, durante todo el proceso agrícola: semillero, plantón, planta, recolección, maduración y añejo. Se habrán empleado únicamente abonos e insecticidas forzosamente naturales. 

Un producto del tabaco final pudiera ser “orgánico” porque su proceso agrícola así lo ha sido, pero en su proceso de manufactura agregar aditivos, como por ejemplo, un humectante como el propilenglicol o la glicerina que agregaría mayor ductilidad para su manufactura y prolongaría la vida del producto en la estantería, desvirtuaría en parte una parte del proceso de manufactura. Es decir, puede ser orgánico pero con aditivos.

Por otro lado, algunos productores tabaqueros entregan tabaco orgánico salseado con melazas y jugos frutales también orgánicos, incluso con sabores como el cacao también de producción orgánica, con lo que el producto final se puede perfectamente denominar “orgánico”, pues cumple todos los requisitos anteriormente mencionados.

Existen varios organismos y agencias internacionales de certificación orgánica, USDA, NASAA, ECOCERT, IFOAM y otras, que certifican que las marcas con denominación de “orgánicas” cumplen con los requisitos más altos de calidad ecológica, tanto en su proceso agrícola como en el de manufactura, y que no utilizan ni agregan ningún tipo de aditivo en su proceso global: desde la semilla al humo todo natural y orgánico. Las marcas que se proclaman como producto orgánico deben presentar al Comisionado para el Mercado del Tabaco una certificación oficial e independiente que corrobore su denominación de producto orgánico, para así poder ser dadas de alta y puestas a la venta en España con garantías.

Un consumidor podría llegar a creer que al denominarse orgánico el producto que está adquiriendo, éste es más natural y por lo tanto no ha sido ”intoxicado”  con ningún tipo de elemento químico artificial. Por lo tanto, sería más “ético” que un tabaco que se denomina “orgánico” además sea un producto “sin aditivos químicos artificiales” en todo su proceso productivo. Sin embargo, hay que dejar bien claro que el que sea más ético no quiere decir que sea más saludable o menos perjudicial. Es exactamente igual de perjudicial para la salud que el resto de labores no orgánicas.

Publicado el 08/01/2016 Home, Estancopedia 14836

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