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Ya vimos en un artículo anterior como cada vez se vende más tabaco para shisha, y consecuentemente, se venden más artículos de fumador relacionados con esta nueva forma fumar: shishas, carbón, mangueras, boquillas, escobillas, cazoletas, papel de aluminio, etc. Como ya estamos vendiendo todo este tipo de artículos prácticamente en todos los estancos, es importante saber cómo “funcionan”, es decir, como se consigue una buena fumada en la shisha o cachimba.
La cachimba es la forma coloquial en España para denominar a la pipa tradicional, y de paso, también a la pipa de agua: ingenio utilizado para fumar principalmente tabaco mezclado con melaza y sabores frutales muy variados. Este artículo de fumador es también conocido por sus nombres en árabe Shisha y Narguile o en indio Hookah. Podemos decir sin mucho miedo a equivocarnos que el de shisha es el nombre que finalmente se ha impuesto en nuestro sector.
El origen documentado de esta herramienta para fumar proviene de los estados indios de Gujarat y Rajasthan, en donde a finales del siglo XVI, tras la introducción por los Británicos del tabaco anteriormente descubierto en América, se fumaba pasado previamente por agua para “purificarlo”. Inicialmente, el agua se depositaba en un bol de coco, al que se le introducía una cánula por la que se inhalaba el humo. Por cierto, la palabra Narguile significa coco en persa, lo que refuerza la hipótesis del origen vegetal de este ingenio.
Hay que llenar la vasija de cristal con agua suficiente para que cubra el tubo metálico proveniente del brazo. Como regla general, debería quedar más de un tercio de la vasija sin agua, con aire suficiente para que se acumule luego parte del humo que estaremos inhalando. Así pues, dispondremos de dos tercios de agua fría y un tercio de aire en la vasija. Sellaremos bien el brazo a la vasija, sea por rosca o a presión mediante gomas. Colocaremos la cazoleta en la parte superior del brazo, también mediante presión. El tabaco lo pondremos en la cazoleta, apelmazado pero no apretado para que pueda pasar el aire. Cubriremos el tabaco con papel de aluminio que perforaremos seguidamente con un palillo u otro objeto punzante. Los agujeros deberán ser pequeños y dispersos para que el aire se reparta por toda la cazoleta. Encima del papel aluminio colocaremos la pastilla de carbón previamente encendida, lo que habremos hecho sujetándola con unas pinzas metálicas. Nunca se enciende el carbón en la cazoleta, se deposita ahí cuando está al rojo vivo. El papel de aluminio evitará que se queme el tabaco y también reducirá la temperatura a la que éste estará expuesto .
Inhalaremos a través de la manguera, sabiendo que las primeras caladas requieren mayor esfuerzo pero enseguida empezará a tirar con mayor facilidad. Al hacer esto, el aire del exterior pasará a través del carbón y la cazoleta que contiene el tabaco. El aire calentado por la combustión del carbón vaporizará el tabaco - no lo quemará, ni éste arderá -, produciendo un denso humo que circulará hacia la vasija inferior a través del tubo metálico del brazo que penetra en el agua. El aire inhalado producirá burbujas, se refrescará y se depositará en el espacio de la vasija libre de agua hasta que el fumador inhale de nuevo y ese humo refrescado por el agua ascienda por la manguera hasta su boca. El cambio de presión que esta inhalación produce en la vasija hace que la cachimba tire del aire por encima del carbón y se reanude la operación. Si hemos estado fumando la shisha y dejamos de hacerlo por un periodo largo, seguramente se habrá acumulado humo por encima del agua de la vasija. Este humo añejo puede resultar desagradable al paladar, por lo que nos libraremos de él mediante exhalación en lugar de inhalación, es decir, soplaremos por la manguera y así el aire saldrá por la válvula de escape situada en la parte inferior del brazo. Reanudamos la inhalación y seguimos disfrutando de la shisha.
Una fumada en una shisha normal suele durar entre media hora y tres cuartos. Este tiempo viene a suponer entre 100 y 200 caladas. El humo producido durante este tiempo es similar al de más de 100 cigarrillos. La nicotina absorbida sería de 1,7 veces la de un cigarrillo. La cachimba se puede y se debe compartir, pero tomando siempre precauciones higiénicas, como utilizar boquillas desechables que se ponen encima de la boquilla original de la manguera. Cada fumador así usa su boquilla y evita transmitir virus, fluidos y enfermedades. También existen shishas de varias bocas, con 1, 2, 3 y hasta con 6 salidas, a las que se les acopla una manguera diferente a cada una. Al fumar más personas de una misma shisha, la duración evidentemente será menor y los niveles de nicotina y CO2 que habremos inhalado también serán menores que si lo hacemos en solitario.
Precisamente su éxito entre los jóvenes radica en la posibilidad de experimentar en grupo, de compartir un placer y comentarlo entre los amigos mientras fumas. Es en estas fumadas en grupo cuando se experimenta a base de mezclar sabores en la cazoleta y en la base de cristal.
Un aspecto muy importante es que la shisha hay que limpiarla muy bien cuando hayamos terminado de fumar. Hay que lavar la vasija y la cazoleta con agua y jabón y soplar por la manguera para eliminar partículas de tabaco. Si no hacemos esto, nos quedará un sabor desagradable a nicotina añeja, además de que el último sabor fumado predominará en la siguiente fumada.
1 Comentario
Mr Shisha 05/10/2021 Respuesta
Nos encanta este artículo,Para nosotros es muy importante reunirse con los amigos y disfrutar del día.
Nosotros consideramos que para la gente que le gusta fumar la cachimba ayuda a tener menor dependencia del tabaco. El humo que se aspira cuando se fuma en cachimbas es diferente del que se aspira cuando se fuma con tabaco convencional. Un saludo.